martes, 17 de diciembre de 2013

Slowly

Codo astillado a golpe de hielo
calor en las manos, pido una piña colada
brota a cascada, la sorbo y se escurre entre las comisuras de mis labios
embriague, adicción a tu huecos de ríos y sonrisa
puntitos rojos en las mejillas
espuma en el pecho, salpicada a palpitares
un barquito de papel navega solo, en la sangre, 
y se consume en el cigarro que no fumo
cuatro dedos dentro de la boca de loba
(hurón testigo de las piernas y el código binario y los ángulos, 
diversión a pelo, salta y se duerme),
hexágonos  zafiros, 
tensión en los músculos de tus brazos, de tus hombros 
y curvas mi cadera de porcelana dibujada
que no te caigas, que no me caiga
que no te sueltes, ni me vaya perdida en la Vía Láctea 
que penetra la noche musgo de caverna y plantas
de amorosa raíz.
No es lunes ni es domingo, son todos los días en vela
en barquito de papel en un vaso de agua
lo agito en la sed que tenía de toparnos
lo cambio por un café con azúcar
beso una oscuridad apretada en la sábana
y quiero orinar la nieve 
porque es ése el color que preguntas por aroma
y me place,
curar con almohadas tu codo astillado
aquí te apalanco para que no te vayas tan lejos como yo
de miedo y egos apaleados porque siempre he sido la que juega sola al scrabble
la que junta palabras y las recorta para que nada esté completo
para deslizarme hacia otro lado, en cualquier momento, 
cerrando puertas
cerrando puertas
cerrando puertas
pero esta música de hotel nunca la había escuchado y dices: pffff
y pongo atención porque así me lo pides
y así quiero jugar al perdón de rodillas
alzar la cara con pico abierto de pájaros, 
de esos que esperan la comida de sus padres
de esos que quieren comerse el nido y a sus hermanos en cáscara y en pulque
ojos azules dilatados en la sombra de los míos
palma sobre tu pecho, juramento, golpes a manzana en caramelo
me abandono, caigo de espalda
- Respira.
- Sí, respiro.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Un ´After´ en el Río Bravo


Después de un encuentro de poetas en Ciudad Juárez, a mitad de una fiesta, comenzó el pleito por una pluma:
- ¿Pues qué tiene?
- Tiene un color blanco y es mágico.
Se empezaron a calentar los ánimos, mientras el apodado “Bagre” (labios de bagre), exigía que dijéramos poemas de memoria y otros se atascaban la nariz con el poco polvo que quedaba, de ahí que siguieran buscando la pluma que los llevaran a sentirse los seres más poderosos del universo.
La oscuridad -más densa por el ambiente que por la noche- y los inciensos que resultaron ser hachís, hacían que los gritos me quedaran de ruido de fondo, de viento y aves.
La pluma, ¿qué tiene esa pluma?, me preguntó una amiga poeta de Jalisco y sólo alcancé a decirle súbete al carro y vámonos, porque si no encuentran la pluma no sé qué va a pasar.
Nos fuimos, la calle tan sólo iluminada por los faros del auto me daba la sensación de un viaje onírico y placentero; empezamos a elevarnos hacia una luz roja, como de bar a media carretera y entre más nos alejábamos de los poetas cocainómanos, más nos acercábamos a esa luz roja, de aura cristiana, ¡vamos hacia Dios! -Exclamé, prolongando mi voz hasta que el semáforo cambió a verde y la cortó de tajo.