La
primera lluvia que nace de pulso y dientes,
la
marca que no se ve de tan suave, tu imán de labio, la baba a media luna,
la
risa diabética, un millar de joyitas de mar,
y
todo lo que ya no importaba al ser vértigo
la
caída entre mis piernas de u-ve como mi nombre.
Para
no morir evitamos ser peces,
chupamos
el antídoto en los limones que obliga la sensatez, ayuda para agriar las
angustias
escurren
las olas que van y vienen y fueron y se van y vienen y vente y ya vendrás a mí.
Fueron
las olas contra las piedras y los pelícanos contra la vida,
luego
todo contra lo que yo traía de sequía, de sed y falta de ser
fue
la noche, la pierna suelta, los caimanes y las sirenas
fue
el aferramiento de brazos, de pestañas que hacen nido en la sombra, luego
ojeras.
Primera
lluvia hasta donde la vista alcance una habitación que flota en el mar,
hasta
donde quiero que vengas y te vengas en pulso y en ombligo para equilibrarme,
para
no temer a 32 soles o a 42 grados que me dieron la sal que cicatriza,
hasta
que llamas y es fuego el mar,