En mi animalia hay
un tigre infinito, una bestia que me consume a lengua y un oso grizzly, domesticado
en sí mismo. A lo lejos hay un hombre, que de tan objetivo pareciera que la
vida se le vuelve una cuestión romántica. Pero a mí, me gustan las almas con
garra y aullido, y será, de mi animalia
junesca que sólo volveré oh loba, para enfrentarme a las posibilidades de morir
y de perder y de ganar quizás.
Leyes de la
naturaleza o el significado de la fe, nada como una noche atigrada, nada como
una noche a golpe de bestia, nada como cuidar a un oso en las entrañas de mi
vientre y nada, como el letargo de lo más fastidiosamente humano, sin que se
enciendan las luces, sin que te hable a ti que sí te quiero, porque estoy ya
cansada de esta falta de estrategia y de táctica, y de todo lo que pueda
hablarme de faunas sin que me haya vuelto un cazador de grillos.
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