Pezuña de cerdo,
mono macaco que pasa por araña, cola de rata, sinónimo del sombrero más
patético, más hipster, más dandy. Intentó su conquista con mis propios verbos.
Yo no pretendí el amor, sólo intenté un minuto de silencio, no se callaba, no
quiero ser sino su ausencia, la misma que habita en los hombros de la bestia
que aún me da patadas; la muy necia intenta nacer de mí, porque en una venganza
le unté la posibilidad.
Y es la selva
todavía, vendrá el león pues juntos somos los reyes, dioses de una metáfora,
espacio pretendido, llegará con todo lo que quiero escuchar en esta noche y
luego se irá de mi estación de paso; la palabra adiós se ha vuelto penitencia,
me hacen creerlo. Ya, te lo voy a decir de una vez y no servirá de nada: me
rasguñaron la mano izquierda pero aún me queda la derecha para domarte si
quisieras, si es la risa, si me pides con tu rugido grizzly que me quede contigo. Teléfono
descompuesto porque no suena, y de qué me valdría ser sólo aquello que se escucha muy lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.