1.
Nos sorprenden los hechos cuando nos
vemos violentados, pero no hacemos nada, punto y seguido y mantenernos
despiertos para ir al trabajo, de eso se trata la vida, de ser útiles, de ser civilizados y también de sonreír (para la foto de familiar).
2.
Y nadamos dentro de nuestro
propio cuerpo –desconocido- y pido entonces que un rayo me parta en dos o en
tres o en cuatro, y que tres sean ingenieros o gente "práctica" y a mí que me
dejen dibujar toda belleza agresiva, toda arma que me mantenga en calma para
evitar romper el lienzo a cada pincelada.
3.
Me gustaría que de pronto todos los trastes se quebraran, para así no lavarlos, para que se corten los rastreros con mis pedazos de vidrio y
desperdicio y se confundan al barrerlos con odio; como si se tratase de una
pieza conceptual.
4.
Llego a una oficina
verdosa, llena de idiotas que te cobran los impuestos de una renta por ser
humano, y la pago, como buen ciudadano, y le digo al funcionario de escritorio: “Muchas gracias” (mientras mi amabilidad estoica está
sangrando en bilis y en úlcera y en esa gastritis recurrente).
5.
El ruido exterior clama justicia, el ruido interior reclama injusticia -violencia sugerida-. Caos reprimido en el sudor de mis manos.
6.
Una película
violenta en “mute”. Una señorita glamour sin dientes o de voz chillona o de
respuestas inútiles o de enfermedades que no se saben y que se anudan en el
caracol de la oreja, en la punta del lápiz o en una serpiente pisada por un
tacón del diez; qué mejor que así fuera mi bandera, pisada y fabulosa, eso quiero
pintar, ese amor ansiado que te escupe la cara.
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