jueves, 3 de enero de 2013

Animalia 5


Uno se cansa de la gracia y la selva, uno se cansa del gruñido y los besos pastosos, de la adicción a los suéteres de pelo y de ralo, de creer que lo tengo y es mío porque le compro la gracia y la selva y el cebo. Cazadora de balas a todo terreno, a 4 x 4 destrozando hierbas y corazones y la viruela en las mejillas y los juguetes de tres años y más que había en el asiento trasero. Porque uno se cansa de sabernos expertos en terminar con todo aquello que ni siquiera hemos comenzado, y porque así de animales es que somos.

Y nos comemos la carne y nos untamos la grasa y nos mordemos los poros y nos tiramos destrozados como desperdicios; por hoy no sé de osos, bestias, leones, tigres, perros, lobos, monos, ruido; será que me volví el ombligo del que nada nace aún, ni la fe, ni la monogamia, ni ese crudo olor lechoso que transpiran los arrepentidos.
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