miércoles, 16 de enero de 2013

Animalia 6


Hay de todo, menos un tigre en esta casa; me queda el café y la leche que no tomo. Lo confieso, soy intolerante a los que escriben con un dedo; la bestia puso en el membrete: me voy, sin un chingatumadre siquiera por despedida (no lo firma, no lo afirmo).
Y a desniveles, otros animales cobran fuerza o debilidades, a según el clima, a según la luna, a según la distancia. Yo quiero vivir en el bosque donde brillan sus ojos, para quedarme inmóvil, para que no me mate, para que sea la noche y me confunda por amiga y podamos embriagarnos indefinidamente, con música de fondo, quedándonos invertebrados, en ese juego tan grizzly de orinar la nieve y calentarnos las manos.

El macaco lloró al unísono de grillos un insomnio, pero fue en sus noches que el león se adueñó de mis posibilidades, y así es que hoy les digo, en voz muy baja: no hay nada que me ilusione.


Cualquier juramento aún ante la ley será más falso que un poema, pero concuerdo en que el poeta, es el mejor fingidor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.