miércoles, 18 de septiembre de 2013

Así en su vida, shalala

Me topé con alguien de otro tiempo, o era un fantasma, y tuve miedo de engañarte de nuevo; regresé y ya no estaba y tampoco el miedo, y ahora me aferro a la casualidad, al deseo de que algo suceda y para eso no hay como seguir el consejo de Bukowski: Tomar licor. Yo lo mezclo con café. Supongo que porque quiero esperarte despierta y a la vez olvidarme de que nunca llegas.
No sé, me podría mucho que viniera ese espectro y no enterarme por estar dormida. ¿Te imaginas? qué tal que llega y me convence sobre el tema de la fidelidad, puede pasar, incluso yo lo he sido, pero la gente cambia, por ejemplo tengo amigos que ahora son cristianos y me dan sermones sobre cómo ser una buena persona. Los perdono por ello y porque antes me dañaron, ¿no es eso ser cristiano? También yo los dañé, pero nunca con dolo, ¿está bien auto-justificarme?
¿Para qué tenían que ser tan crueles?, si de por sí el destino ya es "macabro", me encanta esa palabra, la aprendí a los diecisiete años -escucho el coro-, le subo a la radio y es extraño que en esa estación pongan a los Ángeles Azules: amo su inocencia, amo su errores, soy su primer novio, su primer amor... Nada más macabro cuando justo pensaba en esa época y en cómo temblaba con aquel ´morro´, quien para todo decía macabro; en vez de güey pronunciaba macabro y todo siempre resultaba macabro. ¡Qué nostalgia tan macabra!
Parece que el azúcar ya se asentó en el café y el whiskey en mi cabeza, todo está revuelto, ojalá te despertaras para que escribiéramos juntos quizás un cuento erótico, en vez de mis ideas románticas -¿qué si eso es el amor, qué si eso es el amor, qué si eso es el amor?-... En fin, buena cumbia, shalala.

https://www.youtube.com/watch?v=WKWDpaS3nLE


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